jueves, 26 de julio de 2012

CRONICAS DEL VERANO: SOLSTICIO. CAPITULO SEGUNDO: LOCURAS. PARTE 1/5



Yo no estuve en aquella noche, lo supe todo a unos días después de los sucesos.
 Como hablaron en la cafetería Gio, Jonas y Miku habían quedado para salir de fiesta y terminar en el barrio ruso para buscar una prostituta con la que desvirgar al pobre Miku. Aquella noche fue muchas cosas pero desde luego no fue corriente ni fue común.
Quedaron en verse en el Pony como hacíamos casi siempre, allí empezaron con las pintas hasta ponerse tibios. Cuando decidieron irse del Pony ya estaban algo más que contentos y así terminaron en Charmed –el local donde unas noches antes Miku me había presentado a Seema- donde lejos de relajarse comenzaron a beber copas sentados en torno a una mesa redonda muy aja y de un color negro que parecía cambiar según las luces –o eso pensaban ellos que estaban ligeramente ebrios como para distinguir si la mesa cambiaba o no de color-.
-          ¿Tíos y si nos levantamos un rato y bailamos?
-          Miku no estoy lo suficientemente borracho para hacer el maricón en la pista, soy neoyorkino –la voz se le entrecorto unos segundos como pensativo- y los neoyorkinos no bailamos salvo que sea de manera horizontal, verticalmente no somos muy diestros.
-          Pues yo si voy a bailar Miku, pero por mi cuenta no te acerques mucho que ahuyentas a las chicas.
Ambos se levantaron dejando en la mesa a Jonas y se dirigieron a la pista separándose en el trayecto para no entrar a la misma al mismo tiempo –toda precaución era poca para que nadie pensase que venían juntos- colocándose cada uno en sitios diametralmente opuestos. Gio bastante acostumbrado a bailar comenzó solo en una esquina y pronto se vio cercado de un grupo de chicas que parecían venir todas juntas –quizás se trataba de un cumpleaños o una despedida de soltera-,Gio lejos de sentirse observado o intimidado se desenvolvía bien entre tanta mujer, se le veía acostumbrado a lidiar con mujeres y pronto cambio su baile solitario en un baile en pareja acercándose a una morena de melena inacabable y curvas sinuosas –era el tipo de mujer por la que Gio suspiraba, voluptuosa como una carretera, grande y fuerte, no le gustaban las mujeres muy delgadas o escuálidas tipo modelo de pasarela que se mataban de hambre, le gustaban que fueran poderosas y de grandes caderas, y en aquella chica había encontrado todo aquello que le atraía que en una mujer, como algún día la habría dicho su psicoanalista tenia no buscaba una pareja, buscaba una madre y por eso tenia obsesión por las caderas grandes y anchas ya que son un símbolo inequívoco de fertilidad- que rápidamente entro al trapo atraída por aquel joven y musculoso italiano de larga y brillante melena que bailaba como si le estuviera haciendo el amor, con pasión y vitalidad. No tardaron mucho en mirarse a los ojos y saber que ambos querían más el uno del otro.
En la otra esquina de la pista Miku no tenía el mismo seguimiento que Gio, buena parte de la culpa la tenían su atractivo –o la falta del mismo- y su saber hacer dentro de la pista que era bastante limitado, puede que a los galeses les fuese la marcha como bien había dicho el mismo pero no sabían lo que ésta era lejos de una pinta de cobriza cerveza.
Por su parte Jonas seguía en la mesa bebiendo tranquilamente apreciando el placer de beber solo y fumar del mismo modo –se encendió un cigarrillo con una cerilla- mientras miraba al par de gañanes -como Fly los había definido horas antes- bailar o tratar de hacerlo en la pista, rápidamente observo las distintas suertes de uno y de otro, era algo que se veía venir, los sajones no tenían sangre latina por sus venas y eso incluía no tener arte ni talento alguno en una pista de baile, Jonas lo sabía y por eso evitaba hacer el ridículo. Cómo siempre se ha dicho es mejor un cobarde vivo que un valiente muerto, y así él en la mesa guardaba –conservaba- todo su atractivo y su misterio implementado ahora -si cabe- por estar solo y que una pista de baile habría desbaratado en  apenas dos minutos. Retrepado en su sillón y riéndose -sin ser demasiado estridente- de aquel galés ebrio y ridículo que hacía por imitar a su amigo más afortunado, 3J se dio cuenta de algo que raramente se le habría escapado durante tanto rato de estar algo más sobrio y es que a unos cinco metros en otra mesa y con dos chicas más una preciosa rubia no dejaba de mirarlo y tras darse cuenta que Jonas la había visto no solo no aparto la mirada sino que le miro fijamente y le sonrió, Jonas se estremeció por primera vez en su vida –el nunca lo habría reconocido abiertamente pero lo hizo en aquella ocasión, dijo no haber sentido algo así nunca por una mujer, es más se jacto de ser él el que acostumbraba a hacer estremecer a las mujeres- por una chica que –aun- no conocía y rápidamente llamo al camarero para poner remedio a ello. Pidió una botella de Möet Chandon –quería demostrar su poderío económico que a veces era tan atractivo y atrayente como el físico- pero para su sorpresa le dijeron que no tenían nada parecido que si quería podía servirle un cava del penedés o un espumoso francés pero de menor calidad que el möet; dejo a un lado lo económico y le pregunto que tomaban las señoritas a lo que el camarero respondió que estaban tomando sanfranciscos dos de ellas y un Long island Ice tea la tercera –siendo esta la rubia voyeur-, así que 3J decidió invitarlas a las tres –era bueno quedar bien con las amigas- a lo que estaban tomando, el camarero asistió y se fue para volver con las tres copas a la mesa de las tres chicas que sonrieron y levantaron las copas como agradecimiento hacia la vista de Jonas cuando el camarero les dijo quien pagaba las bebidas. Jonas espero que vinieran a sentarse con él, algo que para su sorpresa no sucedió, de hecho la rubia fisgona que no dejaba de mirarlo dejo de hacerlo, 3J se sintió estafado, comprendió que toda aquella parafernalia solo había sido una argucia para sacar una copa gratis y lo habían hecho bien ya que lo habían conseguido –ahora agradecía que no hubiese habido möet-, se sintió frustrado y por momentos molesto y engañado, lo habían utilizado y era algo nuevo para él que acostumbraba a utilizar a las mujeres, para sacarlo de sus ensoñaciones y enfados llegaron a la mesa Miku y Gio, este último con al menos cinco chicas entre las que estaba la morena de melena de cuento de hadas –nuca había visto un pelo tan largo, parecía Raspunzel- con la que había bailado en la pista –y al parecer habían hecho otras cosas lejos de ella-; sentó a las cinco chicas en torno a la mesa y las presento como Paola, Susana, Antonella –la morena a la que no dejaba de coger por la cintura- Shanti y Chloe. Como  era casi común en Taunton, los chicos de nuestra edad éramos todos de Taunton y con las chicas pasaba lo mismo eran todas de la academia, de tercero. Jonas las saludo a todas, curiosamente conocía a Susana y a Chlöe y no precisamente de alguna tutoría lo cual hizo la situación algo más tensa ya que 3J no cultivaba en exceso las relaciones con las chicas, solo las tenia sin más lo que les dejaba a ellas un regusto amargo que podía trasladarse como esa noche era el caso en una situación embarazosa y tensa que además amenazaba con fastidiar los planes a los demás así que Jonas decidió irse de Charmed con la escusa del cansancio y de que al final había recapacitado y estaba de acuerdo conmigo –maldito sinvergüenza embustero así mismo se lo dije cuando me conto que me había puesto de escusa para dejar el local y a Miku y Gio en buena compañía-. Quizás a Miku aquella noche no le hiciese falta ir de putas con algo de suerte y sobre todo si no sonreía mucho con esos dientes de asno que dios con su grandiosa bondad -y a veces mala leche- le había dado pensó Jonas para sí mientras abandonaba el local para quedarse en la puerta del mismo al menos unos minutos fumándose otro de aquellos olorosos –e insoportables- pitillos que fumaba cuando estaba solo.