Yo no estuve en aquella noche, lo supe todo a unos días después
de los sucesos.
Como hablaron en la
cafetería Gio, Jonas y Miku habían quedado para salir de fiesta y terminar en
el barrio ruso para buscar una prostituta con la que desvirgar al pobre Miku.
Aquella noche fue muchas cosas pero desde luego no fue corriente ni fue común.
Quedaron en verse en el Pony como hacíamos casi siempre, allí
empezaron con las pintas hasta ponerse tibios. Cuando decidieron irse del Pony
ya estaban algo más que contentos y así terminaron en Charmed –el local donde
unas noches antes Miku me había presentado a Seema- donde lejos de relajarse
comenzaron a beber copas sentados en torno a una mesa redonda muy aja y de un
color negro que parecía cambiar según las luces –o eso pensaban ellos que
estaban ligeramente ebrios como para distinguir si la mesa cambiaba o no de
color-.
-
¿Tíos y si nos levantamos un rato y bailamos?
-
Miku no estoy lo suficientemente borracho para hacer
el maricón en la pista, soy neoyorkino –la voz se le entrecorto unos segundos
como pensativo- y los neoyorkinos no bailamos salvo que sea de manera
horizontal, verticalmente no somos muy diestros.
-
Pues yo si voy a bailar Miku, pero por mi cuenta no
te acerques mucho que ahuyentas a las chicas.
Ambos se levantaron dejando en la mesa a Jonas y se dirigieron a
la pista separándose en el trayecto para no entrar a la misma al mismo tiempo
–toda precaución era poca para que nadie pensase que venían juntos- colocándose
cada uno en sitios diametralmente opuestos. Gio bastante acostumbrado a bailar
comenzó solo en una esquina y pronto se vio cercado de un grupo de chicas que
parecían venir todas juntas –quizás se trataba de un cumpleaños o una despedida
de soltera-,Gio lejos de sentirse observado o intimidado se desenvolvía bien
entre tanta mujer, se le veía acostumbrado a lidiar con mujeres y pronto cambio
su baile solitario en un baile en pareja acercándose a una morena de melena
inacabable y curvas sinuosas –era el tipo de mujer por la que Gio suspiraba,
voluptuosa como una carretera, grande y fuerte, no le gustaban las mujeres muy
delgadas o escuálidas tipo modelo de pasarela que se mataban de hambre, le
gustaban que fueran poderosas y de grandes caderas, y en aquella chica había
encontrado todo aquello que le atraía que en una mujer, como algún día la
habría dicho su psicoanalista tenia no buscaba una pareja, buscaba una madre y
por eso tenia obsesión por las caderas grandes y anchas ya que son un símbolo
inequívoco de fertilidad- que rápidamente entro al trapo atraída por aquel
joven y musculoso italiano de larga y brillante melena que bailaba como si le
estuviera haciendo el amor, con pasión y vitalidad. No tardaron mucho en
mirarse a los ojos y saber que ambos querían más el uno del otro.
En la otra esquina de la pista Miku no tenía el mismo
seguimiento que Gio, buena parte de la culpa la tenían su atractivo –o la falta
del mismo- y su saber hacer dentro de la pista que era bastante limitado, puede
que a los galeses les fuese la marcha como bien había dicho el mismo pero no
sabían lo que ésta era lejos de una pinta de cobriza cerveza.
Por su parte Jonas
seguía en la mesa bebiendo tranquilamente apreciando el placer de beber solo y
fumar del mismo modo –se encendió un cigarrillo con una cerilla- mientras
miraba al par de gañanes -como Fly los había definido horas antes- bailar o
tratar de hacerlo en la pista, rápidamente observo las distintas suertes de uno
y de otro, era algo que se veía venir, los sajones no tenían sangre latina por
sus venas y eso incluía no tener arte ni talento alguno en una pista de baile,
Jonas lo sabía y por eso evitaba hacer el ridículo. Cómo siempre se ha dicho es
mejor un cobarde vivo que un valiente muerto, y así él en la mesa guardaba
–conservaba- todo su atractivo y su misterio implementado ahora -si cabe- por
estar solo y que una pista de baile habría desbaratado en apenas dos minutos. Retrepado en su sillón y
riéndose -sin ser demasiado estridente- de aquel galés ebrio y ridículo que
hacía por imitar a su amigo más afortunado, 3J se dio cuenta de algo que
raramente se le habría escapado durante tanto rato de estar algo más sobrio y
es que a unos cinco metros en otra mesa y con dos chicas más una preciosa rubia
no dejaba de mirarlo y tras darse cuenta que Jonas la había visto no solo no
aparto la mirada sino que le miro fijamente y le sonrió, Jonas se estremeció
por primera vez en su vida –el nunca lo habría reconocido abiertamente pero lo
hizo en aquella ocasión, dijo no haber sentido algo así nunca por una mujer, es
más se jacto de ser él el que acostumbraba a hacer estremecer a las mujeres- por
una chica que –aun- no conocía y rápidamente llamo al camarero para poner
remedio a ello. Pidió una botella de Möet Chandon –quería demostrar su poderío
económico que a veces era tan atractivo y atrayente como el físico- pero para
su sorpresa le dijeron que no tenían nada parecido que si quería podía servirle
un cava del penedés o un espumoso francés pero de menor calidad que el möet;
dejo a un lado lo económico y le pregunto que tomaban las señoritas a lo que el
camarero respondió que estaban tomando sanfranciscos dos de ellas y un Long
island Ice tea la tercera –siendo esta la rubia voyeur-, así que 3J decidió
invitarlas a las tres –era bueno quedar bien con las amigas- a lo que estaban
tomando, el camarero asistió y se fue para volver con las tres copas a la mesa
de las tres chicas que sonrieron y levantaron las copas como agradecimiento
hacia la vista de Jonas cuando el camarero les dijo quien pagaba las bebidas.
Jonas espero que vinieran a sentarse con él, algo que para su sorpresa no
sucedió, de hecho la rubia fisgona que no dejaba de mirarlo dejo de hacerlo, 3J
se sintió estafado, comprendió que toda aquella parafernalia solo había sido
una argucia para sacar una copa gratis y lo habían hecho bien ya que lo habían
conseguido –ahora agradecía que no hubiese habido möet-, se sintió frustrado y
por momentos molesto y engañado, lo habían utilizado y era algo nuevo para él
que acostumbraba a utilizar a las mujeres, para sacarlo de sus ensoñaciones y
enfados llegaron a la mesa Miku y Gio, este último con al menos cinco chicas
entre las que estaba la morena de melena de cuento de hadas –nuca había visto
un pelo tan largo, parecía Raspunzel- con la que había bailado en la pista –y
al parecer habían hecho otras cosas lejos de ella-; sentó a las cinco chicas en
torno a la mesa y las presento como Paola, Susana, Antonella –la morena a la
que no dejaba de coger por la cintura- Shanti y Chloe. Como era casi común en Taunton, los chicos de
nuestra edad éramos todos de Taunton y con las chicas pasaba lo mismo eran
todas de la academia, de tercero. Jonas las saludo a todas, curiosamente
conocía a Susana y a Chlöe y no precisamente de alguna tutoría lo cual hizo la
situación algo más tensa ya que 3J no cultivaba en exceso las relaciones con
las chicas, solo las tenia sin más lo que les dejaba a ellas un regusto amargo
que podía trasladarse como esa noche era el caso en una situación embarazosa y
tensa que además amenazaba con fastidiar los planes a los demás así que Jonas
decidió irse de Charmed con la escusa del cansancio y de que al final había
recapacitado y estaba de acuerdo conmigo –maldito sinvergüenza embustero así
mismo se lo dije cuando me conto que me había puesto de escusa para dejar el
local y a Miku y Gio en buena compañía-. Quizás a Miku aquella noche no le
hiciese falta ir de putas con algo de suerte y sobre todo si no sonreía mucho
con esos dientes de asno que dios con su grandiosa bondad -y a veces mala
leche- le había dado pensó Jonas para sí mientras abandonaba el local para
quedarse en la puerta del mismo al menos unos minutos fumándose otro de
aquellos olorosos –e insoportables- pitillos que fumaba cuando estaba solo.
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